CLICK HERE FOR THOUSANDS OF FREE BLOGGER TEMPLATES »

domingo, 1 de octubre de 2006

Cómplices del sol

Es increíble como la melodía de un tema musical, puede mágicamente llevarme a crear, mis más bellas fantasías con el ser amado.





Descalza parada sobre una roca de esas milenarias de la costa del Pacífico Sur, en una tarde como tantas otras, el sol se apronta a iniciar camino a su escondite por unos minutos, los cuales para mi son eternos y maravillosos.
Lentamente cierro mis ojos y escucho esta melodía...estás tú, está el mar majestuoso con ese azul tan intenso , la brisa que evoca aromas intensamente marinos, las rocas erosionadas , la espuma blanca , las aves viajeras...todo ese misticismo tan necesario.
Siento como me miras en silencio, como brillan tus ojos con esa expresión tan tuya tratando de decirme algo, algo que sólo en el lenguaje de tu mirada, puedo entender, que solamente tu cuerpo y tu alma saben y desean con ansias que yo perciba.


Observo también como a medida que el sol se oscurece en un eclipse completo y magnífico, el mar va cambiando sus tonalidades al compás del juego de luces que provoca.
Casi embobada por lo hermoso del momento, sin darme cuenta acercándote me tomas y me fundes en tu beso, pero no un beso como los de siempre, sino un beso colmado de una sensación casi tan mágica como la que provoca el sol en este momento.
Siento que me quema los labios y tus ojos me lanzan sus más dulces dagas de pasión.


Mi cuerpo se estremece ante tal sutil provocación...amor me quemas, oh, si me quemas! Me duele, pero no quiero soltarme de ti; quiero sentir por sólo esta vez el dulce dolor del amor.
Dulcemente veo como te inquietas, me acercas más hacia ti, me aprietas como la hiedra a la roca, sin permitir ningún espacio entre nuestros cuerpos, tratando de que este momento nunca acabe.
Todo el escenario se invade de la leve luz que aún nos regala nuestro dios Sol. Nos mira, nos sonríe como queriéndonos decir que vivamos sin temor esta instancia que nos dona. Nos da su tenue oscuridad, para que podamos realizar nuestros más anhelados y añejos deseos bajo su consentimiento; cómplices del sol.


Bajo toda esta total irrealidad, de pronto sin decirme nada, tomas mi mano y descendemos de aquel montículo rocoso en el que contemplábamos el maravilloso infinito y suavemente me diriges en la dirección que has elegido.
Es tanta tu suavidad que casi no siento la arena entre los dedos de mis pies.
Me llevas casi volando atada a tu mano, anclada a tu cuerpo.
Todo está dispuesto ya casi en la penumbra; las aves ansiosas murmuran entre sí, mirándonos y escudriñando cada uno de nuestros movimientos como si cualquier error las alertara para escapar volando.


En este camino que has forjado , en este valle de pasiones tan nuestras, mis ojos se encuentran con un escenario que alguna vez vislumbré en mis longevos sueños y que ahora se hacían tan reales en medio de toda esta vibrante naturaleza, tan familiar que presiento que quizás en otra vidalo hemos vivido con otros cuerpos, con otras máscaras, mas con la misma intensidad que denota este presente.
Enterradas en la arena formando casi un cuadrado perfecto, queriendo evocar como en un ritual y a distancias predeterminadas ,yacen doce antorchas emulando lámparas; caracolas gigantes por doquier tapizando con sus formas redondeadas, todo este suelo arenoso y a lo lejos, ecos de cánticos colmados de sentimientos... sirenas que cantan al unísono anunciando el más bello momento, siguiendo los compases de estas tenues luces. Con su brillo hacen resurgir de entre los diversos brillos y sombras, un altar marmóreo de una blancura tan intensa que jamás había observado y que la luz del fuego hace resaltar aún más.
Su superficie tapizada de acolchados almohadones y suaves sábanas de seda blanca; todo dispuesto en su justo lugar.


Qué detalle más maravilloso al acercarme. Aparecen ante mí centenares de pétalos de las más exóticas flores cubriendo toda esta enorme base de seda, pero lo que más llama mi atención, es la cantidad de rosas recién cortadas que ubicaste alrededor.
Todo pareciera un oasis de flores humedecidas con la suave brisa marina.
Qué es todo esto amor?- te pregunto.
Sin embargo tú sin pronunciar ni las mínima palabra con el silencio como parte de tu idioma, me miras otra vez, me acercas sonriendo susurrándome al oído-“déjate llevar nena, esto es todo tuyo, esto es todo para nosotros, sólo déjate levar”

Me tomas y me dejas lentamente en esta superficie de pétalos y albas sábanas, esa superficie que al tocarla con mi piel me hace sentir la humedad salada del mar y la frescura de cada pétalo. En conjunción el sol ya casi oculto, tras el eco de su enigmático eclipse.



Recuesto mi cabeza sobre los almohadones y observo en tus ojos como el brillo de cada antorcha se refleja en tus pupilas anunciándome el dulce desenlace de este momento tan anhelado por nuestros cuerpos.
Nuevamente tomas mis manos, las besas, continúas en mis ojos, llegando a mis labios con sabor a sal, a esa esencia tan mía , tan ansiosos de sentir tus labios húmedos.
Siento tu cuerpo sobre mi, me despojas de todo. Nuestras naturalezas se funden en medio de todo este imperio de siluetas que nos rodea.
Nuestro sol ya no está al mirar el cielo, se ha ido , se ha escondido tras las sombras. Sus tenues rayos sólo brillan tras la oscura esfera que lo ha cegado por unos minutos, dejando entrar las sutiles sombras que han repletado todo este templo de emociones.


Es en este lapso de tiempo en donde se inicia el más supremo vaivén de nuestras esencias. Oh! amor mío cómo te siento tan fuerte, como una bestia encerrada en el más profundo letargo.
Nuestros cuerpos húmedos y cálidos se unen al movimiento de las olas que con cada movimiento que provocamos embaten más y más violentamente sobre las rocas como siguiéndonos, como queriéndonos abrazar, haciéndose partícipes de esta sagrada cópula. Las escuchamos con tanta fuerza que sus sonidos ensordecedores nos excitan aún más y al mismo tiempo van invadiendo con sus frías aguas todo este espacio creado por ti, quedando solamente en pie las fogatas y las caracolas que se deslizan de un lado a otro en este suelo arenoso danzando al ritmo de ellas.


Corazón, vida! Cómo me colma vernos sobre este altar, rodeado de nuestra agua, de nuestro medio, de nuestra savia, agitados por el amor y la pasión que profesamos.
Todo el universo nos mira, toda la naturaleza; el viento arroja la brisa cada vez más rápido sobre nuestros cuerpos ardientes haciéndonos un favor al refrescarnos, viéndonos tan excitados y ahogados por nuestro calor.
¡Cómo me gusta ser tu motivo, cómo me gusta ser tan yo en este pleno momento!
Te veo, te siento acompañado de toda esta atmósfera que reúne todo lo que siempre soñé; este macabro entorno de sutiles sombras, de agua, de arena, de cegado sol, de estrellas brillantes que nos miran y que reaparecen porque el sol por un momento las ha dejado entrar. La genuina esencia de todos mis exquisitos elementos y que ahora han sido dispuestos sólo para nosotros cielo; realmente fascinante.


Cierro mis ojos, disfrutando de este mágico momento , los abro y te veo a ti con una dulce sonrisa esbozada en tu boca.
Ya casi llegamos juntos a ese nido de sensaciones que nos eleva y nos lleva lejos de esta tierra, a ese clímax de nuestras pasiones y es ahí donde tus gemidos y los míos hacen eco en la inmensidad del océano.


Unas aves vuelan alborotadas como anunciando el momento cúlmine que ya llega. El mar aún más bravío, el viento que resurge con más fuerza y el sol, si! nuestro sol ,que lentamente ya casi vuelve a aparecer detrás de las sombras.
Y es en este justo instante donde te aprieto con todas mis ganas casi enterrando mis uñas en tu suave espalda para sentirte más dentro mío.
Hemos llegado al magma de nuestra furia, de nuestra pasión, de nuestro amor.


Después del último gemido que provocó el éxtasis, nos miramos atentamente como descifrando sin palabras lo que cada uno sintió y al mismo tiempo juntos elevamos nuestros ojos a un solo lugar...al cielo, en donde yace el sol, el rey de energía que desde ese universo errante , pero tan cercano ahora para nosotros, nos mira tan complacidamente permitiéndonos realizar este encuentro tan anhelado, haciéndose partícipe del momento que provocamos en este magnífico escenario con la unión de nuestros cuerpos y nuestras apasionadas almas.

Calmadamente amor mío, vemos como toda su luz va invadiendo una vez más cada rincón olvidado por algunos minutos en las penumbras; como las aves inician el regreso a sus nidos , dibujando en el cielo colosales formas al volar en bandadas constituyéndose como mudos testigos del momento que provocamos; como las olas acompasadamente retoman su caudal dejando a la blanca espuma, evidenciando su regocijo y como el viento con mucha calma va convirtiéndose en el gestor de suaves ráfagas de esencias marinas.

Todo ha vuelto ya a su normalidad, en este atardecer tan espectacular, que por momentos parecía un siglo de tiempo, mas fueron sólo unos minutos que quedarán grabados a fuego sobre tu alma y la mía.
Sin embargo, aún recostados sobre este blanco altar, unidos, seguimos acariciándonos lentamente , calmándonos, tranquilizando nuestros latidos ante la magia del momento y del escenario, disfrutando todavía los elixires que nos entregamos mutuamente. Seguimos húmedos, colmados, extasiados en este momento tan magníficamente nuestro en el cual este eclipse, nos arrulló, nos sonrió, nos protegió bajo su manto sagrado de sombras, para que fuera sublime, convirtiéndonos en sus hijos; cómplices del sol.



Inspirado en un tema de Nightwish-“Sleeping sun”

1 comentarios:

Anónimo dijo...

Bellísima mujer, he de embriagarme con tu presencia.Tu sensualidad, tu belleza y tu pasión no me hacen olvidarte, dime musa mía, ¿qué he de hacer para olvidarte? ¿se encuentra alguien en tu vida que te inspire de esta brutal manera?
Te digo;yo quiero ser aquel hombre que enloquezca tu vida, escríbeme por favor, aunque sólo sea para compartir mis poemas contigo.Ya no tengo razón, escucha mi grito, necesito conocerte lindura.Quiero ser tu inspiración más allá de la muerte.No puedo sacarte de mi mente.
Te estaré esperando, tengo todos los sentimientos anclados para ti bella Agualuna.
Rodrigo /roro_11s@yahoo.com/