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sábado, 11 de octubre de 2008

Distancias de esperanza


"Y todo retorna, a los más profundos deseos"

Que todos se vayan , pero no lo hagas tú.

Leamos nuestras cartas en la distancia y quedémonos juntos así, en el umbral del silencio. Cobijándonos con el roce de nuestros pensamientos.
No cerrando los ojos en esta noche, tú allá y yo acá, pero unidos.

¿Cuántos soles han alumbrado nuestros días, y cuántos otros se han ido a dormir para que las mil lunas se posen en la alfombra que les fabricaron las estrellas?

Pero por fin para nuestra gracia, una estrella fugaz con sus estelas, amarra al planeta y lo hace girar a nuestro favor, para que esas lunas menguantes crezcan hasta formar círculos perfectos, luminosos, albos, y con una sonrisa dibujada en sus bocas de cráteres milenarios, como un presagio a un nuevo tiempo para ambos.

Los milagros ocurren, siempre y cuando nuestras ganas se conviertan en palomas de fe, surcando todos los vendavales que se cruzan en sus caminos.

Milagros de amor, nacidos del lenguaje del silencio y de la agonía al saberme perdida en el caos de mis cegueras; milagros que me trajeron de vuelta al mundo de las sonrisas; al mundo en donde tu presencia se transformó en luz y en el cristal que me mostró la vida.

Y mis pájaros, esos que se posaban en mi ventana , cada mañana de primavera, también regresaron a los brazos de Dios y allí anidaron para cantarme melodías de paz.

No, no cierres los ojos todavía, deja contarte mis nostalgias esas del hogar que hemos soñado juntos.

Déjame mostrarte ese pórtico bañado en desnudez, que pinté antes de partir a las tierras de los ciegos y sordos , como un óleo que cayó en el olvido, una acuarela etérea de colores añejos, en donde la luz de un farol que cada noche le hablaba a la luna , para no sentirse tan solo , lo alumbraba adormiladamente a la espera de ver aparecer por tanto tiempo, el umbral en donde nos encontrara juntos otra vez.

Mi sombra camina a tu lado, jugueteando con la tuya y regresamos a reírnos como unos locos , esos locos de antes ante tanta tontería ocurrida.

Nunca dejé de amarte, ni de envolverte en las alas del amor genuino.
Nunca fuimos dos extraños, nos esperábamos, no había ninguna posibilidad de hallarnos entre tanta gente y nos encontramos.

Sé que te pasa lo mismo, en esos instantes que salimos del tiempo, de todos los relojes, de todos los calendarios, nos olvidamos de todo lo que no es importante, y sólo somos un hombre y una mujer que se encuentran, que se piensan, que se comprenden, que siempre se han reconocido, que creen en las mismas cosas, en el mismo Dios, en un solo Amor, en una sola oportunidad de vida, en una sola travesía por este mundo.

Hoy, voy a acurrucarme en las palabras de nuestra luna, esas que brillan al vestirse con las estrellas y creeré en ellas, en sus presagios de que pronto llegará un mismo destino destilando gotas de esperanzas; de que llegaremos al mismo lugar para abrazarnos, para mirarnos, para conjugarnos entre las coordenadas compartidas de tu universo y el mío,
en donde el aire huele a la humedad del encuentro de dos almas que por tiempos se escondieron en las profundidades del mar.

Esta noche, quiero que las luces se apaguen, y solo tu aroma me muestre que estás acá muy cerca; cerrando ahora si, nuestros ojos para recorrer entre esperas rítmicas, todo lo que esta nueva alborada nos regalará, creando los caminos del futuro que nos espera y que tan merecido nos tenemos.

Hoy, sólo quiero que todos se vayan...

Agualuna